Juan Aníbal Domínguez

Lugar y fecha de nacimiento: //1876

Lugar y fecha de defunción: Buenos Aires 18/10/1946

Disciplina de incorporación: Botánica

Farmacólogo y botánico.

Dedicó sus mayores esfuerzos al estudio de la botánica argentina y en general de la americana. Sus conocimientos de las plantas indígenas y la renovación y mejoramiento de preparados dos que utilizaban los indios, tuvieron su influencia en la terapéutica médica.

Fue honrado con el doctorado honorario por la universidad de Buenos Aires, desempeñó el cargo de profesor suplente de farmacognosia, materia de la que fue desde 1914 profesor titular. En reconocimiento de sus trabajos se creó la cátedra de farmacología argentina en la facultad de ciencias médicas, designándose profesor el doctor Domínguez, el cual desempeñó ese cargo hasta 1942, año en que se retiró de la labor docente.

Fundo el instituto de botánica y farmacología, donde reunió más de la tercera parte de la flora mundial y donde ha sido acogido el archivo del explorador Bonpland. De esa institución ha dicho el doctor Gregorio Araoz Alfaro: «Ese museo tiene un valor científico y un material inestimable, y bastaría para hacer la reputación de un sabio, si Domínguez no la tuviera adquirida por la imponente masa de su labor escrita».

De sus obras, hay que mencionar: Datos para la materia médica argentina, monografías numerosas sobre la composición química de las plantas, sobre preparaciones terapéuticas, etc.; Contribuciones a la materia médica argentina (Peuser, 1928). un vol. de 433 págs., donde estudia de la medicina en la época precolombina y en la época de la conquista, la terapéutica y sus nuevas orientaciones, investigadores de la flora médica americana desde el descubrimiento hasta mediados del siglo XIX, las plantas medicinales argentinas y la composición química de las mismas (este último aspecto en colaboración con Molfino y Gallelle).

Al ingresar en la Academia Nacional de Medicina, para ocupar el puesto vacante del doctor Juan A. Domínguez, el doctor Venancio Deulofeu hizo el siguiente elogio del predecesor: «Trabajó afanosamente para dejar a la patria algo que representara un progreso en su camino. Domínguez nació en San Pablo del Salto, llamado también la Vieja Guardia del Salto Argentino. Bachiller del colegio universitario, siguió estudios de medicina que abandonó aprobados los primeros cursos. En cambio siguió farmacia, graduándose en 1896. Su vocación lo impulsó a la enseñanza y a la investigación. Jefe de trabajos prácticos del profesor Pedro N. Arata, fué designado en 1899 profesor suplente de farmacognosia. Posteriormente reemplazó en la cátedra, por períodos breves, a los profesores Lavalle, Mujica y Gallardo. Entonces funda en la facultad de medicina el Instituto de botánica y farmacología y en 1914 reemplaza al profesor Boerí en la cátedra titular de farmacognosia, enseñanza que deja en 1921 para dictar la cátedra recién creada de farmacología argentina y fitoquímica, de la que lo separa la muerte. En verdad, Domínguez estuvo vinculado a la facultad de medicina hasta sus días finales. Su amor por lo autóctono, lo vernáculo, con perspectiva universal, fué característica esencial en su obra científica. Estudió nuestras plantas y animales y escudriñó el pasado nacional para alumbrar el porvenir. Fué profunda su fe en el porvenir científico argentino y trabajó tenazmente para afirmarlo. Cuando recibió el doctorado «honoris causa» de la universidad, demostró que la vida nacional tenía otros horizontes que los campos de mieses, las pampas con sus ganados y el río de la Plata. En 1910 publica sus dos primeros trabajos de fitoquímica. Revela en ellos la información histórica y botánica y el resultado de sus estudios químicos. La Academia nacional de medicina le otorga el premio «Félix de Azara. (…) Atraídos por la preparación de Domínguez muchos jóvenes trabajaron a su lado y requirieron el consejo de su rica experiencia. Junto a él estuvieron Carlos Mainini, Juan A. Sánchez, Pablo Lavenír, M. S. Peninghin y Pablo Legnier; posteriormente ingresaron José F. Moltino, Ángel Bianchi Lischetti, Edwin Rothlin, Mario Soto, Ildetonso Vatuone y Luis Floriani, todos ellos estudiosos e investigadores continuadores de su obra». El doctor Deuloteu concluyó su discurso con estas palabras: «En la historia de la ciencia argentina el doctor Domínguez formará parte del grupo que iniciara los estudios fitoquimicos de nuestra flora, figurará como un organizador que ha dejado material de trabajo acumulado para las futuras generaciones, como un defensor por el estudio de la raza aborigen y de su cultura, como investigador de la cosa autóctona en su relación con lo universal, porque Domínguez era un patriota ciudadano del mundo que contribuyó, cumpliendo un anhelo, a la tarea común de colocar a la Argentina en el plano internacional de la ciencia».

Extraído de: Fide Gran Enciclopedia Argentina. Ed. Ediar, 1957.

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