Breve reseña de la creación de la Academia

La fecha exacta de su fundación no es muy precisa, el antecedente más inmediato de su creación es la Ley 322 del 11 de Setiembre de 1869. Esta ley autorizaba al Poder Ejecutivo a «…contratar dentro y/o fuera del país hasta veinte profesores, que serán destinados a la enseñanza de ciencias especiales en la Universidad de Córdoba y en los colegios nacionales…».

Recién en 1870 comenzaron a establecerse en Córdoba los primeros docentes extranjeros, provenientes en su mayoría de Alemania. El personal contratado por el gobierno tenía la responsabilidad de formar profesores en ciencias naturales y exactas y de llevar a cabo la investigación científica del territorio nacional.

Luego de algunas vicisitudes, el 22 de junio de 1878 el Poder Ejecutivo aprobó por decreto el reglamento de la Academia Nacional de Ciencias, que le dio su forma definitiva como corporación científica, separada de la Universidad Nacional de Córdoba y liberándola de las responsabilidades docentes en la misma.

Desde su creación, la institución se orientó al desarrollo y divulgación de las ciencias exactas y naturales, al estudio y exploración del territorio del país y a asesorar al Gobierno Nacional, a los Gobiernos Provinciales y a otras instituciones científicas, en los temas de su especialidad. Esta etapa duro hasta el año 1920, desde entonces, por limitaciones presupuestarias, se abandonó la financiación de exploraciones científicas, limitándose solamente a mantener sus publicaciones sobre la base de trabajos realizados por científicos y académicos sin apoyo financiero de la Academia. A partir de 1955 parte de su objetivo principal esto es, la exploración científica del país, fue trasladado a otras dependencias del estado como el CONICET, el INTA y la CONAE.

Con tales limitaciones, la Academia continuó produciendo sus publicaciones que son la base del canje que mantiene con otras Instituciones científicas, tanto argentinas como extranjeras. De esta manera la Academia funcionó como una entidad enclaustrada con escasa o nula proyección pública, manteniéndose así hasta 1992. A partir de esa fecha comenzó a replantearse la función social de la Academia. Es así que, ahora, la Academia se ha abierto a la sociedad, brindando su infraestructura y posesiones para uso público particularmente para niños y adolescentes.

Por ello, la Academia Nacional de Ciencias lleva a cabo una continua tarea en pro de una política científica y tecnológica argentina, y del desarrollo y la divulgación del conocimiento a través de la publicación de trabajos científicos (de sus miembros y de otros científicos), el otorgamiento de premios, la realización de variadas actividades dirigidas a escuelas de todos los niveles, su servicio de Biblioteca, su videoteca educativa, y la organización de simposios y conferencias.

El edificio de la Academia Nacional de Ciencias fue inaugurado en 1897 y declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1994 por la Ley Nº 24.414.